Esa es la pregunta que nos hacemos desde anoche cuando vimos a Rocío Carrasco, Carlota Corredera y Fidel cenando en un restaurante de lujo en San Agustín.
¿Por qué nos hacemos esa pregunta? Fácil, porque analizando los personajes, nos encontramos a una señora que no ha dudado en vilipendiar públicamente a su hija de la forma más cruel y mezquina y de la que no se le ve el más mínimo sentimiento materno hacia sus hijos, que busca en la prensa lo que nunca consiguió en la justicia contra el padre de sus hijos y a la que hemos visto en actitud cuanto menos de macarra para hablar de la mujer a la que sus hijos adoran. Tampoco tiene ningún contacto con su familia, incluidos sus hermanos porque según ella, todos son lo peor y ella es una pobre víctima de todos ellos.
Por otro lado tenemos a Corredera, feminista de manual y venta de libros pero que no duda en permitir que a una mujer, Rocío Flores, se le haya vapuleado. Es tan feminista que presenta un programa donde a colaboradoras se les trata de gorda, se le humilla públicamente haciéndole pesarse, se le señala cuando come en plató (lo hacen todos) y a otras colaboradoras se les lleva hasta el punto de hacerles llorar y todo ésto en horario protegido y de máxima audiencia. Eso sí, una vez a la semana llevan a una feminista para decir a su audiencia poco más que todos los hombres son malos, nos humillan a las mujeres y todo el bla bla bla del que mucho alardean pero luego permiten.
Y claro, cuando ellas dos se juntan, pues hacen cosas tan infames como el celebrar un juicio mediático contra un hombre al que nunca ha conseguido ni que se celebrase juicio por malos tratos así que ellas, una productora de televisión y su feminismo, por una cuantiosa cantidad de dinero, no dudan en juzgar y condenar a un hombre no juzgado ni condenado y que lo único que hace junto a su mujer, es cuidar y amar a sus hijos.
¿Estarán tramando cómo destrozar aún más la vida de esa familia? ¿Estarán marcando cómo se debe vapulear al colaborador que ponga en duda a Rociito?
Lo que está claro es que con semejantes personajes, nada bueno saldrá.
