Todos tenemos cierta idea de la cetrería, seguramente gracias al gran naturalista Félix Rodríguez de la Fuente, quién resucita en cierta medida este arte milenario. Resumiendo, la cetrería es el arte de la caza con aves rapaces. El cetrero entrena a sus aves (sean halcones, azores o incluso águilas) para capturar otras aves o animales de tamaño pequeño o mediano.
La cetrería tiene su origen milenario en Asia Central. En España, aunque siempre se ha relacionado el origen de la cetrería con la invasión de la Península Ibérica por los árabes, existen pruebas que atribuyen el origen de está práctica anterior al siglo VIII. Se cree que fueron los pueblos germánicos, concretamente los visigodos, los que introdujeron la cetrería en la Península Ibérica, como atestigua el llamado “Mosaico do Cavaleiro”, hallado en la localidad de Mértola (Portugal). En un tratado árabe de cetrería escrito a principios del siglo VIII, el Kitab dawari at-tayr de al-Gitrif ibn Qudama al-Gassani, se cuenta que los reyes hispano-visigodos salían a cabalgar con su séquito y eran sobrevolados por halcones peregrinos y otras aves de presa. En cierta ocasión, un rey visigodo llamado Uriq (Eurico, 466-84) salió a cabalgar con los halcones sobrevolando, cuando al paso del cortejo levantó un ave el vuelo. Uno de los halcones lo vio, lanzándose en picado y capturando la presa. El rey se quedo tan asombrado ante este hecho que comenzó a entrenar a sus halcones en la caza
Efectivamente, en la Edad Media se convirtió en una modalidad de caza muy apreciada por los reyes y la nobleza. Se dictan leyes que protegen a estas aves y su robo es considerado grave, que podía incluso conllevar pena de muerte del culpable de tal acto. En el siglo XII, desde las Cortes de Sevilla se pone incluso precio a cada ave para evitar que éstas se vendan a un precio superior al especificado. No obstante, su alto precio y su mantenimiento hace que sea un arte reservado a nobles y reyes. Aparecen numerosos documentos sobre el arte de la cetrería. El Infante D. Juan Manuel escribe un libro de cetrería y otro sobre la clasificación de las aves empleadas en cetrería.
Alfonso X el Sabio, en su obra titulada
“Código de las Siete Partidas” escribe refiriéndose a la cetrería, “la caza es el arte o sabiduría de guerrear y de vencer». Por cierto, la madre de Alfonso X el Sabio, Beatriz de Suabia, al morir su padre quedó bajo la tutela de su primo Federico II Hohenstaufen (1194-1250), emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y hombre muy culto, aunque también extravagante. El Hohenstaufen fue el adalid de la cetrería europea y escribió una de las primeras obras dedicadas a la caza con aves de presa »De arte venandi cum avibus” (el arte de la caza con aves), que constituye también un auténtico tratado de ornitología. Federico II fue cruzado y en las cruzadas, durante los combates se establecían treguas para que los cruzados pudieran volar sus halcones. Si un halcón era capturado o se posaba en territorio enemigo, el rescate para liberarlo podía llegar a ser su canje por cierto número de prisioneros que podría llegar hasta 500.
Volviendo a la Península Ibérica, otros tratados interesantes son el “Libro de las aves que cazan de Juan de Sahagún, halconero de Juan II de Castilla».
“El Libro de la Caza” de Pedro López de Ayala (1333-1407), poeta, historiador y estadista del Reino de Castilla.
También el “Libro de Acetrería de Juan Vallés» (1556, tesorero general de la cámara de Comptos Reales del reino de Navarra) o el “Libro de Cetrería de Caza de Azor” de Fadrique de Zuñiga y Sotomayor (1565), montero mayor del emperador Carlos I.
El hijo de este último, Felipe II, también practicaba la cetrería. Con Carlos III experimenta de nuevo un cierto auge la cetrería y surge el gremio de “Halconeros de la Real Caza”.
Posteriormente la cetrería cae un poco en el olvido hasta que, en 1954, nuestro admirado Félix Rodríguez de la Fuente recupera el arte de la cetrería y crea el Centro de Cetrería de Burgos, encuadrado en el Servicio Nacional de Pesca Fluvial y Caza. Fue en 1962 cuando formando parte de una representación diplomática española, Félix Rodríguez de la Fuente llevó al rey de Arabia Saudí, Saud Ibn Abdul-Aziz un regalo muy especial del Caudillo, una pareja de halcones peregrinos españoles.
El rey saudí, gran aficionado a la cetrería, seguramente el último rey cetrero, soñaba con poseer un halcón baharí (la subespecie mediterránea del halcón peregrino que habita la Península Ibérica), el único regalo oficial capaz de despertar la atención de una persona que tenía de todo.
Félix Rodríguez de la Fuente rescató la cetrería en nuestro país. /Archivo de la familia Rodríguez de la Fuente
Empiezan a surgir por toda España grupos de cetrería. En 1975 se funda la Unión para la Defensa de la Cetrería y las Aves de Presa. El 16 de noviembre de 2010 la UNESCO declara a la cetrería “Patrimonio Inmaterial de la Humanidad” , por tratarse de un arte venatorio tradicional y ancestral, respetuoso con el medio ambiente y no contaminante.
Quiero señalar que el ecologismo se ha manifestado siempre muy crítico con el arte de la cetrería, pues afirman que se expolian nidos de especies protegidas. Nada más lejos de la realidad. El cetrero es un gran amante de la naturaleza y sobre todo de las aves de presa. En la actualidad, la inmensa mayoría de las aves utilizadas en cetrería proceden de su cría en cautividad. Los cetreros han sido pioneros en la cría en cautividad de muchas rapaces, contribuyendo a que muchas especies hayan abandonado la lista roja de especies en peligro de extinción. Por poner un ejemplo, sólo en EE.UU se han liberado 6000 halcones en los últimos 25 años.
Básicamente se definen dos modalidades de cetrería, en función de la altura que habitualmente alcanzan las aves en la persecución de su presa. La principal es la cetrería de alto vuelo o altanería. Se practica con halcones, habitualmente con la colaboración de un perro de muestra. La otra modalidad es la cetrería de bajo vuelo, que se practica con azores y gavilanes, busardos y águilas.
Para terminar, una frase que aparece en uno de los libros de Félix Rodríguez de la Fuente: «El cetrero moderno es un hombre de espíritu sensible, de conocimientos naturales profundos y de espíritu proteccionista sumamente arraigado. Con la cetrería conquisté el respeto a la libertad de todos los seres vivos y la repugnancia más profunda ante lo que signifique dar muerte a un animal mediante los procedimientos ventajosos y poco deportivos empleados por tantos seres humanos».
Javier Rueda Laorga
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