LA COSA ESTÁ MUY NEGRA

Son muchas las veces que me acuerdo de los maestros de mi tiempo, sobre todo del respeto que les teníamos.

Viñeta

A la paz de Dios. 

Un buen maestro templaba el ímpetu de los mozalbetes enseñándoles  a controlar los  desatinos propios de la edad. Si un chaval se despabilaba más de la cuenta,  empezando a  dar muestras de ir por mal camino, le imponían el correctivo necesario, eso sí, con él beneplácito de un padre preocupado de que su hijo  no se hiciera un golferas. También se contaba  con la aprobación general de una sociedad que veía con buenos ojos  que los niños y jóvenes   se cuidaran muy mucho de guardar la debida cortesía, educación  y buenos modales. 

A un niño no se le consentía todo y por eso no se le quería menos,  la diferencia es que ahora les estamos consintiendo mucho, y mal, así nos luce el pelo.  Son muchos mocosos los que ejercen de auténticos tiranos y si al niño se le antoja lo que sea hay que dárselo, no sea que se nos traumatice.

En lo que atañe a la formación que se daba en el colegio, personalmente aun me duele el dedo de copiar las faltas de ortografía de los dictados, por eso hoy no soy una analfabeta.  Guardo en la memoria el tonillo que le dábamos al recitar la tabla y todavía si la canto me sale enterita.   Lo de “Juego de tronos”  es  “jujana”, pues yo si se lo que es luchar a brazo partido cn los quebrados. Lo que son las cosas, por jartarme en hacer los problemas de los deberes, hoy no me sisan en las cuentas. Por recitar los ríos de la Península,  desde su nacimiento a su desembocadura,  hoy se situarme en  España  y seguro que les doy “sopas con honda” a muchos estudiantes licenciados  hijos de las autonomías. Son  tantas cosas las que aprendimos que es imposible enumerarlas.

No hace falta que me digan que han cambiado mucho las cosas y los métodos de enseñanza, pero de verdad me alegro de no tener hijos en edad de escuela, pues  por lo que estoy viendo, con la Ley Celaa van a salirles todos medio tontos y si les da por apuntarles a un “taller progre” de los que están subvencionados,  pues les ponemos la puntilla y ya los tenemos tontos del todo.

Yo calculo que en dos años (más o menos),  a los niños que les pille esta ley aciaga les tendremos que  citar  con un psicólogo para que les cure el hastió asistencial, el fracaso emocional, el bulín y otras tantas patologías que se curarían  con un correctivo de zapatilla  de madre.

A mi modesto entender, haciendo estas “escatológicas leyes de educación”, se pretende que en un futuro seamos un país de borregos. Pretender adoctrinar a los niños en un necio pensamiento imponiendo una ley de educación nefasta es como pensaba asombrado un portugués, “aquí los niños de España  en su más tierna infancia, ni siquiera sabrán hablar español”

Me cuesta entender como los chats de wassap de “los papas del APA”  no están ardiendo. ¿Cómo es posible que se tenga  tal pasividad pasmosa? ¿Nadie se esta percatando que  lo que hagamos ahora con los niños les  forjara su futuro?

Personalmente ni me gusta ni es bueno que un chaval  pase su tiempo de escuela con  adoctrinamiento y sin lecciones,  con libertinaje pero sin normas, con noñerias que les hacen blandenges sin darle valor al esfuerzo,  embutiéndoles lecciones de necedades sin enseñarles lo básico.

Menuda generación de fracasados estamos creando, a estos futuros “hombres de provecho”, en cuanto se les rompa el móvil o no tengan subvención para el esparcimiento y el ocio se van a enfermar de pena. Seguro que más de uno piensa que  la cura le llegara del “papa estado” y se irá hacer un tatuaje que diga “Qué feliz Soy… o qué “feliza” Soy…dependiendo de cada caso. 

Por si algunos padres se creen que esto se va  a curar con el tiempo, les informo que aquí ya no hay mili que les enderece. Una pena.

No es normal que se pase de soslayo con lo que se aprende en el colegio y tampoco que se olvide que  hay  mucho valores que se enseñan en la casa y en la familia. Es básico y primordial que el gobierno de un país vele por la mejor educación  de niños y jóvenes que son el futuro.  Es el deber y la obligación de los padres plantarse y exigir que lo que no es excelencia en los planes de educación sea derogado, por eso mismo no  se que estáis esperando. ¿Acaso no estáis viendo que la ley Cela es ponzoña?

Pues eso,  como dice mi sobrino de Mataro: “Que mis niños aprendan hablar castellano, y todo lo demás, de políticas, que lo aprendan  luego».

 Yo me voy a darle un vistazo a la “Enciclopedia Álvarez” que aún conservo

Catalina Tazones

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