Aplausos y música para recibir y homenajear al etarra Agustín Almaraz, condenado por el asesinato de 4 personas.
Acercaos, que os cuento una historia.
Había una vez, un país llamado España. Un país que sufrió innumerables ataques, invasiones a lo largo de su gloriosa historia. Pero sus ciudadanos nunca se dieron por vencidos, no dieron nunca una “batalla por perdida ni una bandera por arriada”. Pasó por un tiempo incluso con batallas cobardes internas donde se asesinaban a los políticos por su ideología, los Guardias Civiles, Policía y sus familiares por serlo, funcionarios de prisiones y empresarios secuestrados, cientos y cientos de personas asesinadas vilmente por grupos terroristas. Uno de ellos llamado Euskadi Ta Askatasuna (ETA; del euskera, ‘País Vasco y Libertad’) . Pero distaba mucho de país y de libertad, a no ser que se hablara solo de la suya. Fueron muchas las víctimas, familias rotas. En definitiva, un país roto por un terrorismo que no dista nada del terrorismo talibán que ahora tanto asusta, y con razón, a la población mundial.
Llegó el día en que la población española se hartó del miedo y por millones, salieron a la calle con las manos pintadas de un blanco tan deslumbrante, que podría cegar la vista de cualquier etarra que se acercara. Un país orgulloso, dolido que había perdido tanto, que ya nada le importaba para mostrar su rabia y dolor en las calles españolas. Y al fin, gracias al sacrificio del pueblo español, de la Policía y sobre todo, de la Guardia Civil, ETA no tuvo más remedio que anunciar su “alto al fuego”, y por un momento bajaron las armas ante la valentía española.
Pasaron los años y mientras que algunos políticos parecían olvidarse de sus compañeros asesinados, los etarras se escondían bajo el manto “democrático” en las diferentes instituciones españolas. Una ETA disfrazada para conseguir sus propósitos por otras vías. Y en esto, llegó la desolación y la vergüenza al ver cómo uno de los partidos que también miraban como sus compañeros eran asesinados, cedían al chantaje “acercando”, soltando a sus asesinos y poniéndolos en una libertad que jamás les perteneció ni les pertenecerá.
¿Fin?
No, aquí no acaba el cuento. Las injusticias no tienen un final feliz.
Final feliz que otorgará un partido político, que en sus orígenes, ha conocido el dolor que provocó esa organización terrorista, pero a la población española que ha luchado tanto para que ahora se consienta homenajes a asesinos. Ningún país democrático que se precie, permite homenajes a asesinos. El PSOE está vendido a las exigencias terroristas.
https://twitter.com/vox_bilbao/status/1430133020674215948?s=19
¡Sin miedo a nada ni a nadie!
¡Por España me atrevo!
¡Desperta, ferro!
Leticia Barcia
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