LA COSA ESTÁ MUY NEGRA

La quina y la Condesa de Chinchón

El quino o árbol de la quina tuvo en otros tiempos un gran valor por sus propiedades curativas. Su historia tiene una relación con la presencia española en América y con la condesa de Chinchón.

Ilustración
¿Cómo descubren los españoles las propiedades curativas de la quina?

Nos encontramos bajo el reinado en España de Felipe IV. En el Perú, la máxima autoridad española es el Virrey Luis Jerónimo Fernández de Cabrera y Bobadilla, IV conde de Chinchón, cuya segunda esposa, la condesa, es Francisca Enríquez de Rivera. Conocemos que la adaptación a las condiciones ambientales del Perú es difícil para los españoles. A su llegada a Lima, la condesa se siente débil y fatigada, afecciones que en un principio atribuyeron al agotador viaje. Pero van pasando los días y la fiebre alta no remite, la condesa sufre fiebres tercianas, una fase de la temida malaria. Diego Torres de Vázquez, jesuita y confesor del virrey, le habla de la existencia de una sustancia que emplean los indígenas para curar sus males. El médico del virrey, don Juan de la Vega no se atreve a probar en la condesa un tratamiento desconocido hasta entonces. Se decide pues experimentarlo entre los enfermos del hospital de Lima, pero ante el mal estado de la condesa y al comprobar que los enfermos mejoraban de forma espectacular, no duda en administrar los polvos de la corteza de quina a su ilustre paciente. Unas pocas dosis son suficientes para que la condesa experimente un completo restablecimiento de sus males.
La virreina, en vista de su rápida curación, no dudó en proporcionar el tratamiento a todos los enfermos de Lima, que en agradecimiento denominaron al medicamento “los polvos de la condesa”. Se trata de la corteza de un árbol que será conocido como el árbol de la quina.

3. ¿Cómo se difunde la quina por Europa?

Cuando los Condes de Chinchón regresaron a España, se trajeron consigo la droga, administrándose ésta por vez primera en nuestra España en Alcalá de Henares con extraordinarios resultados.
Casi al mismo tiempo comienza a llegar por el puerto de Sevilla la corteza de quina de la mano de la Orden de los jesuitas, qué conocieron sus propiedades terapéuticas por los indios. De hecho, también es conocida como “polvo de los Jesuitas”. Es un Procurador de la Orden, el cardenal de Lugo, quien la llevará hasta Roma.
En el año 1655 fue introducida en Inglaterra por Robert Talbor, médico de Carlos II de Inglaterra, utilizándola como remedio secreto. Con este remedio curó al Delfín de Francia Luis XIV, el cual le compró el remedio secreto para ser divulgado, con la condición de que esto no se hiciera hasta después de su muerte. Una vez fallecido en 1661, se publicó, la “medicina de Talbor”. Lo que más llamó la atención de los médicos fue el comprobar que el principal componente del denominado “remedio secreto” era la corteza de quina. Se puede decir que es a partir de este momento cuando la droga queda introducida en la terapéutica.

Las diferentes especies de quina

Son varias las especies pertenecientes al género Cinchona que poseen propiedades medicinales. El nombre de este género de Rubiáceas se lo dedicó el gran naturalista Carl Linneo a la Condesa de Chinchón. Las principales especies son la Cinchona succirubra (quina roja), Cinchona officinalis, Cinchona calisaya (quina amarilla) y Cinchona ledgeriana. Todas son originarias de la zona andina de América del Sur (Ecuador, Bolivia, Colombia y Perú). Son árboles de suelos ácidos, climas lluviosos y cierta altitud. Durante los siglos XVII y XVIII se emprendieron exploraciones a la búsqueda de estos árboles. Una de estas exploraciones fue la enviada por Carlos III al Perú y Chile, dirigida por el botánico español Hipólito Ruiz, acompañado del también botánico José Pavón, el médico y el botánico francés Joseph Dombey. Hipólito Ruiz escribió la Quinología o tratado del árbol de la quina o cascarilla (Madrid 1792), traducida al italiano, alemán e inglés. También el botánico Celestino Mutis escribió un tratado sobre la quina: El Arcano de la Quina, obra póstuma publicada en Madrid en 1828.
La quina considerada como “oficinal” en la farmacopea española es la Cinchona succirubra Pavón. Los países de origen de la C. succirubra o quina roja son Perú y Ecuador, en particular de la región de Quito.

Imagen manuscrito
Principios activos de la corteza de quina

Los principios curativos de las diferentes especies de quina han salvado la vida a millones de personas del paludismo (malaria). La corteza de quina contiene entre otros principios activos, una serie de alcaloides como la quinina y la quinoleína, que tienen un eficaz efecto antipalúdico, al impedir el ciclo reproductor de protozoos parásitos del género Plasmodium, causantes de esta enfermedad. También posee un efecto antihipertérmico, contra las fiebres causadas por esta enfermedad. También posee efecto antiarrítmico. Otros componentes presentes en la corteza de quina son los taninos, que producen un efecto astringente.

Francisco Javier Rueda Laorga

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