LA COSA ESTÁ MUY NEGRA

Vox es la víctima y el objeto

A efecto de agresiones hay más riesgo de un delito de odio ideológico, de que te agredan por ser de VOX, que por ser homosexual.

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ALICIA RUBIO CALLE

Hay que dejar claro que VOX condena y ha condenado siempre las agresiones de odio por cualquier circunstancia personal, incluida la identidad sexual porque no existen víctimas de primera y de segunda. Y nunca hemos hecho llamamientos a agredir a nadie. 

Vox señala las injusticias que generan legislaciones inconstitucionales o políticas descabelladas, que es otra cosa muy diferente y que molesta a los que se benefician de ello. 

Por el contrario, Vox ha sido víctima en numerosas ocasiones de agresiones por motivos de odio ideológico y aquí hay grupos políticos que no las han condenados. Incluso las han promovido con llamamientos y alertas que han terminado generando situaciones de violencia. Eso sí es discurso de odio y delito de odio y se está utilizando para perseguir al disidente y vulnerar su derecho de opinión expresión y pensamiento.

Vamos a la iniciativa cuyo objeto son las agresiones e incidentes de odio presuntamente crecientes a personas  LGTBI, su desprotección y la exigencia de un “plan cero” de agresiones contra ese colectivo mediante: educación en diversidad sexual en los colegios, dinero para el Observatorio contra la LGTBIfobia y para COGAM y otros grupos homosexualistas, recursos para formación de la policía en delitos de odio específicos contra LGTBI, una unidad de diversidad sexual policial y un Centro de Memoria y cultura LGTBI. 

El primer problema es juntar incidentes de odio como una pintada de rotulador en una farola, con delitos de agresiones. No es lo mismo y no se puede dar una cifra conjunta que abarque sucesos tan diferentes. Salvo que se busque un objetivo: incrementar la precepción de la violencia contra un colectivo por intereses que pueden ir desde culpar a unos grupos concretos, a exigir más recursos para los lobbies homosexualistas. 

Porque el segundo problema es que los datos de” incidentes de odio” en la Comunidad de Madrid los recoja una asociación que no es ni imparcial, ni neutral y a la que beneficia directamente que los haya en su financiación con recursos públicos.

Mientras haya asociaciones que reciben fondos públicos por incidentes de discriminación y odio, no se van a acabar nunca, y a más dinero público, más se va a incrementar el problema. Es necesario que las estadísticas y recuento de datos lo hagan organismos independientes.

Si son graves los casos nos puede dar una idea que se ha utilizado un hecho falso para crear la alarma social: el bulo del culo, lo llaman. Pero a ustedes les ha dado igual. La realidad no podía estropearles tan ansiada noticia. ¿Se acuerdan del dicho del tonto y la linde?

España es el octavo país más favorable para el colectivo LGTB de un total de 49 según el último índice de ILGA Europe. Y el quinto más inclusivo según la OCDE. 

 Antes de la Ley Cifuentes fuimos, durante varios años y según el Pew Research el “país más gayfriendly del mundo”. De repente, nos volvimos más homófobos.

Ustedes decidirán si el cambio de tendencia fue para justificar las leyes que inmediatamente se sacaron y si sirven para algo, ya que ustedes dicen que vamos a peor.

Según el Ministerio del Interior se produjeron en España 103.341 delitos de lesiones  y se registraron 1.401 delitos e incidentes de odio  de los cuales 277 lo fueron por orientación sexual. Y de esos 277 muchos fueron incidentes lamentables pero menores, no lesiones. El Ministerio de Interior no desglosa los 277 delitos de odio por orientación sexual pero, si tenemos en cuenta que el 18,77% de los delitos de odio fueron lesiones, podríamos estimar que se produjeron 51 delitos de lesiones por orientación sexual, es decir el 0,049% de los delitos de lesiones que se cometen en España. 

La mayor parte de los delitos de odio fueron por racismo o xenofobia (485) o por motivos ideológicos (326).

A efectos de agresiones hay más riesgo de un delito de odio ideológico, de que te agredan por ser de VOX, que por ser homosexual. Tal es el caso de un chico homosexual simpatizante de VOX (En VOX hay personas LGTBI) agredido, supongo que por ser de VOX, ya que no ha interesado a la izquierda, aunque fuera homosexual lo que demuestra que no le interesan las personas sino capitalizar la agresión.

Las personas LGTB ,como las mujeres, no tienen, como debe ser, ningún tipo de discriminación legal y están perfectamente visibilizados e incluidos (tenemos ministros, jueces, presentadores a actores, de profesores a escritores de renombre… ) aún así, existen leyes que les favorecen a costa de recortar derechos fundamentales del resto de la población y señalar esta injusticia es lo que hace que los lobbies homosexualistas y quienes los capitalizan pongan la etiqueta de homófobo al que lo señala. NI por cifras, ni por representación en la sociedad son en 2021 un colectivo vulnerable. Lo que hay es gente viviendo de ese supuesto.

¿A quién beneficia este tipo de agresiones, hipertrofiar la violencia, atemorizar e indignar a la población LGTBI, crear alarma social, utilizar casos que inclusos siendo reconocidamente falsos se siguen capitalizando? 

¿Y a quién perjudica? 

 A VOX, este tipo de agresiones, no solo nos resultan reprobables y las condenamos, sino que sabemos que se van a utilizar como arma arrojadiza contra nosotros por señalar los abusos legislativos y la utilización de fondos públicos en lobbies. Abusos legislativos y privilegios que terminarán produciendo resentimiento, homofobia y transfobia en quienes no tenía sentimientos negativos contra esas personas.

 Sobre las propuestas: 

1. reducir delitos debe ser un objetivo general y los fondos públicos deben invertirse en una sociedad más segura para todos. No para unos cuantos.

2. La necesidad de una “educación en diversidad sexual” para reducir esos, afortunadamente escasos, delitos, es objetable: contra el odio ya se educa desde siempre en los colegios. El objetivo último es la entrada de activistas para adoctrina y dar a los menores una visión controvertida de la sexualidad humana y derivar, de nuevo, fondos públicos a los colectivos homosexualistas por llevar a cabo tan nefastas actividades. Son medidas educativas que vulneran el derecho de los padres a educar a sus hijos al interferir impartiendo ideología de género, dogmas queer y mentiras acientíficas. Además de irrumpir en la conciencia, la inocencia y la intimidad del menor con contenidos impropios.

3. El centro de Memoria y Cultura LGTBI carece de sentido: ya se ha intentado, los grupos no tienen información y este tipo de propuestas deriva en chiringuito con envío de fondos públicos a colectivos LGTBI y en creación de una historia falsa adaptada a los intereses de los grupos.

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