Hasta hace muy poco el pueblo permaneció anestesiado, indiferente, resignado a padecer las tropelías y ocurrencias de unos tipos que nos empobrecen con su ineptitud e insolencia, pues se jactan de que la mentira y la falsa promesa salen gratis y que la ciudadanía, como ellos pomposamente la llaman… es idiota. Su desastrosa gestión de la pandemia, solo aliviada por la diligencia de algunas comunidades autónomas, la ficticia recuperación económica presentada a través de las terminales mediáticas subvencionadas generosamente, no han podido esconder o disfrazar lo que es evidente y palmario.
La improvisación y el empecinamiento en negar la realidad, unos presupuestos expansivos que generan más deuda pública, unas cuentas utópicas que nadie se cree, mucho menos Europa, que nos conduce a un incierto futuro negro creando una tormenta perfecta.
La subida desorbitada de la energía y los combustibles ha vuelto a pillar con el paso cambiado a estos demagogos poetas de las energías renovables y la propaganda ecológica, cuyas decisiones han agravado más la situación arrastrada por el covid.
Todo se está encareciendo debido a los altos costes de producción, las empresas no pueden aguantar más impuestos confiscatorios que no propicia la inversión en una situación tan inestable jurídicamente y la subida de las materias primas. Los ciudadanos que tienen la suerte de trabajar entregan casi la mitad de su sueldo a estos alegres derrochadores del dinero ajeno.
Todo ello está creando un caldo de cultivo, que genera tensión y malestar social provocando el deterioro del tejido económico que es el que crea la inversión, la riqueza y el trabajo. Solo el hartazgo y la indignación ciudadana puede forzar un adelanto electoral que ratifique o expulse del poder a este pretencioso y mediocre Presidente sin credibilidad, sólo hay que repasar la hemeroteca. Un gobierno que vive de la propaganda, despilfarrador e insolidario, apodado “Frankenstein” (apoyado en etarras e independentistas que chantajean a los españoles), sectario y social-comunista, cuya nefasta gestión económica está generando más pobreza
Pese a tener “apesebrados” a los dos sindicatos mayoritarios, multitud de huelgas y protestas se avecinan por el malestar social. No se protege la propiedad privada y se favorece a los okupas y vagos.
Esconden la inquietante verdad a los pensionistas, dejan a la policía indefensa para mantener el orden y la ley ante los delincuentes callejeros. Arruinan a los peluqueros y centros de estética con un IVA canallesco, a los agricultores cuyos productos les pagan a un precio incluso inferior a lo que cuesta producirlo, los del metal, hartos de promesas, los ganaderos tirando la leche que quieren pagarle a precio inferior a su producción, los aumentos desorbitados de los piensos, los plásticos. Los combustibles están arruinando al transportista y así en cualquier ámbito laboral.
Mientras el gobierno inane está en ocurrencias, mantras, eslogans y mentiras bajo la demagogia que manipula los números que todos los organismos rechazan, pero ellos viven en su realidad inventada que no les permite pisar la calle y enterarse de lo que verdaderamente ocurre. Estas Navidades puede haber desabastecimiento y la inflación es ya galopante, lo contrario que te cuenta el triunfalista ejecutivo de la Moncloa, donde sobran ministros y asesores para tan lamentable gestión. Esperan que las ayudas de Europa todo lo solucionen, pero no será cierto. Ya lo decía un conocido humorista imitando a otro presidente socialista: “En España se vive bien… por lo menos en mi casa”.
