En el país de Samuel Eto’o, donde actualmente se está celebrando la edición numero 33 de la Copa de África, ha sido noticia en las últimas semanas en Europa, por la detección en Francia, de una nueva cepa mutante del Coronavirus que los expertos han llamado “IHU”. Las investigaciones realizadas en la Universidad de Aix-Marsella a 12 pacientes y que fueron publicadas por la plataforma de ‘preprints medRxiv’, arrojaron unos resultados «muy preocupantes».
En los test realizados se identificaron mutaciones con una «combinación atípica», correspondiente a un hombre que regresó de un viaje a Camerún. “El análisis de estos pacientes reveló 46 mutaciones y 37 deleciones que dieron como resultado 30 sustituciones de aminoácidos y 12 deleciones. Catorce sustituciones de aminoácidos, incluidos N501Y y E484K, y 9 deleciones se encuentran en la proteína de pico», aclararon muy sorprendidos los investigadores.
También mostraron su preocupación por lo “poco predecible” que era el virus y aseguraron que la nueva variante ofrecía una “extraña” resistencia a las actuales vacunas contra el coronavirus. «Estas observaciones muestran una vez más lo poco predecible que es la aparición de nuevas variantes del SARS-CoV-2 y su introducción desde el extranjero y ejemplifican la dificultad de controlar dicha introducción y posterior propagación», añadieron.
Sin embargo, en el país de Paul Biya, nadie sabe del tema, la preocupación es tan grande que han decido seguir por todo lo alto con la fiesta del fútbol más grande del continente: LA COPA DE ÁFRICA. Una competición que mueve a 24 selecciones nacionales africanas con sus respectivas delegaciones y aficionados. Los hoteles y estadios están llenos a rebosar, cero limitaciones de aforo. Los lugares de ocio o los bares y restaurantes, tampoco tienen algún tipo de limitaciones o normas establecidas por el gobierno. Sólo hay una importante tanda de recomendaciones que nadie hace caso.
El famoso Pasaporte COVID que ya es prácticamente obligatorio en casi todos los países occidentales, ni está ni se le espera en un país que no alcanza ni el 10% de su población inmunizada. Las mascarillas brillan por su ausencia y cuando las llevan, es siempre sobre la barbilla. La distancia de seguridad para ellos, es “cosa de los blancos”. Una sorprendente y extraña situación que ningún «experto», ha sido capaz de arrojar una explicación razonable. Si en occidente a pesar de las precauciones, de los buenos datos de vacunación, de las duras normas restrictivas…¿por qué el virus avanza sin control? ¿ Por qué hay un colapso sanitario»…
