Darwin, las islas Galápagos y un fraile
Cuando hablamos de las Islas Galápagos, un archipiélago situado en medio del Pacífico a 972 km de distancia de la costa ecuatoriana, lo relacionamos siempre con un tal Darwin. Son pocos los que conocen la verdadera historia de estas enigmáticas islas y aún menos su relación con un fraile dominico español. Vamos a contar la apasionante historia de este gran hombre.
El gran naturalista inglés y padre de la teoría de la evolución Charles Darwin, arribó a las Islas Galápagos en septiembre de 1835 a bordo del bergantín Beagle, comandado por el capitán FitzRoy. Las observaciones de las diferentes especies de aves y reptiles fueron una fuente de información muy valiosa en la que Darwin fundamentó su teoría evolucionista plasmada en su libro “El Origen de las Especies”. Pero hubo un fraile que 300 años antes descubrió las Islas Galápagos para el Reino de España, éste hombre fue fray Tomás de Berlanga.
Hay que ponerse primero en el contexto histórico. Fray Tomás de Berlanga nació bajo el reinado de los Reyes Católicos, que “poseían el don de hacer brotar hombres (y mujeres) eminentes” de cualquier rincón de España. Fray Tomás es un claro ejemplo de aquellos tiempos en los que hasta los pueblos más recónditos de nuestra “piel de toro” alumbraron personajes que escribirían la historia de España con letras de oro.
Tomás Martínez Gómez nació en 1487 en el pequeño pueblo soriano de Berlanga de Duero y falleció en agosto de 1551 en la misma localidad. Era apenas un niño cuando llegaron a su pueblo perdido en los inmensos campos de Castilla los ecos del descubrimiento del Nuevo Mundo, que no sólo cambiaría el rumbo de nuestra historia, sino de toda la humanidad.
Desde muy pronto mostró un espíritu curioso y aventurero. Estudió en la localidad cercana de Burgo de Osma y posteriormente se trasladó a Salamanca, dónde curso estudios en el Convento de San Esteban. Fue allí donde en 1508 tomó los hábitos de la Orden de Santo Domingo, fundada por el burgalés Fray Domingo de Guzmán en 1215.
Su espíritu aventurero le llevó a partir para la isla Española, en la actual República Dominicana, con la segunda expedición de dominicos al Nuevo Mundo en 1511. Al llegar es nombrado prior del Convento de los Dominicos de Santo Domingo.
En 1531 es nombrado Obispo de Tierra Firme cuya sede está en Panamá, un cargo propuesto por el emperador al papa Clemente VII, cargo que ostenta hasta 1545. Ordenó a su discípulo y amigo Bartolomé de las Casas e impulsó la agricultura en la región.
Habían llegado a las misteriosas Islas Galápagos, conocidas también como Islas Encantadas.
En dos folios manuscritos que envía al mismísimo Emperador, pues se carteaba directamente con Carlos y que constituyen la más antigua referencia al archipiélago que existe, realiza una detallada descripción de su notabilísima fauna –
”… lobos marinos y tortugas y galápagos tan grandes, que llevaba cada uno un hombre encima, y muchas iguanas, que son como sierpes (…) muchas aves de las de España, pero tan bobas, que no sabían huir…”
todo esto 300 años antes de que lo hiciera el británico Darwin.
Una historiadora española, Estrella Figueras identificó en 2009 el lugar al que arribó Fray Tomás de Berlanga, concretamente la isla Floreana.
En una carta al emperador fechada el 22 de febrero de 1535, Berlanga le sugiere, demostrando un conocimiento del terreno, un paso entre los dos mares (Pacífico y Atlántico), mucho más seguro y cómodo del que se estaba utilizando, trazando, no solamente este itinerario, sino modificando los asentamientos existentes y proponiendo otros nuevos al monarca, como puede leerse a continuación:
“Conviene que Vuestra Majestad mande que el pueblo de Nombre de Dios, que es cueva de ladrones y sepultura de peregrinos […] Y digo señor que este pueblo del Nombre de Dios se había de pasar a la boca del río de Chagre, porque es río muy a propósito y después que yo estoy aquí ha entrado en él navío de setenta toneles, cargado de caballos y otras mercaderías […] Allí [en] aquel desembarcadero ha de haber otro pueblo, el cual ha de estar a una jornada de esta ciudad de Panamá, y [con respecto a] el pueblo que había de haber en el desembarcadero, y [a] una jornada de éste había de ser [trasladado] Acla, […] harían mucha labranza y comida en toda aquella ribera de Chagre, porque es la más aparejada para ella. […] quedaba el camino fácil y proveído y muy más sano, porque ya hay muchos así en la boca como con el desembarcadero.”
Imagen tomada del libro “Una vida dedicada a la Fe y la Ciencia” de Estrella Figueras Vallés
En el plano mostrado se ha sobreimpresionado el actual trazado acuático del Canal de Panamá (trazo grueso de color blanco), impresionante obra de ingeniería del siglo XX, sobre el antiguo proyecto de camino (en trazo continuo rojo) proyectado por fray Tomás de Berlanga en el siglo XVI, con el de fin de apreciar la gran semejanza de ambos proyectos. Esta nueva ruta propuesta ha pasado a la historia como la precursora de lo que fue la seguida por el ferrocarril en 1855, y del recorrido del actual Canal de Panamá, inaugurado en 1914, 379 años antes de la construcción del canal).
Otra faceta de fray Tomás de Berlanga es la de arquitecto de edificios, puertos, catedrales, y diseñador urbanístico, por ejemplo, en carta del Rey de fecha 7 de diciembre de 1537, se le requiere para que colabore con sus conocimientos en la construcción de un malecón para el puerto de Panamá.
En cuanto a su interés por los recursos agrícolas, sabemos, pues así lo escribe el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, la implantación del cultivo del plátano “Musa sapientum” en la isla de la Española, procedente de las Islas Canarias.
Fray Tomás regresó a su pueblo en 1544, dónde falleció el 7 de julio de 1551. Está enterrado en la capilla de los Cristos de la colegiata de Berlanga de Duero (Soria). Se trajo de recuerdo un formidable caimán de 3 m, que figura disecado en una de las paredes a la entrada de la Colegiata de Berlanga de Duero, conocido como el lagarto de Chagres (de dónde procede).
En la entrada de la colegiata hay una estatua de Fray Tomás. Recomiendo a todos visitar este precioso pueblo, sobre todo en otoño, cuando los álamos de la ribera del río exhiben sus más bellos colores, con el castillo y la muralla como fondo.
Fco. Javier Rueda Laorga
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